IGUALDAD Y NO DISCRMINACIÓN
La recién aprobada ley que permitía el matrimonio entre personas del mismo sexo supuso un sólido respaldo para los derechos de la comunidad LGTBIQ, sin embargo, todavía existían muchos ámbitos sociales en los que la igualdad y la no discriminación estaban lejos de alcanzarse. Por otra parte, el cambio social empezó con más fuerza en la ciudad de Barcelona, que se erige como motor del cambio, y en otras grandes ciudades, mientras que en el resto del territorio los procesos de integración y normalización de la comunidad gay aún tardarán en asentarse.
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Las nuevas asociaciones que surgirán a partir de 2006 pondrán el acento en estos ámbitos sociales y geográficos. Es el caso de la Asociación de Policías Gays y Lesbianas (GAYLESPOL), que nace en 2006 con el compromiso de aumentar la visibilidad de la diversidad dentro de los cuerpos policiales, garantizar los derechos del colectivo y luchar contra el odio y la discriminación.
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En el ámbito empresarial nacerá ACEGAL, la Asociación Catalana de Empresas LGBTI, en 2007. La progresiva normalización de la realidad LGBTIQ, y el consiguiente desarrollo de un sector comercial y de negocios dirigido al colectivo, funcionaron como catalizadores para que los empresarios del sector aunaran fuerzas. Uno de los logros más relevantes de ACEGAL ha sido la creación y organización de PRIDE Barcelona.
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Geográficamente, el efecto Barcelona empezará a sentirse en el resto del territorio catalán. Si desde los inicios del movimiento LGBTIQ en España, Barcelona ha sido el epicentro del que surgían infinidad de asociaciones e iniciativas para conseguir la igualdad y no discriminación del colectivo, durante la última década empezarán a surgir asociaciones en otras localidades. Es el caso de Som Com Som – el Colectivo por la Libertad Sexual del Vallés – que se fundó en Sabadell en 2008. Aquel mismo año también nació Tal Com Som, la asociación con sede en Vic que aspira a convertirse en punto de encuentro del colectivo LGTBI en la Cataluña Central.
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Es en este momento cuando las entidades LGBTIQ que tenían su sede fuera de Barcelona deciden unir fuerzas para aumentar la visibilidad del colectivo en todo el territorio. Fruto de esta colaboración, Reus acogió en 2010 las primeras Jornadas Cataluña Sin Armarios. Cuatro años más tarde, Vic acogería la segunda edición de las jornadas.
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Desafortunadamente, durante estos años no sólo aparecen nuevas organizaciones, sino que también desaparecen. La llegada de una larga crisis – y la decisión de los distintos gobiernos de hacerle frente mediante severos recortes – disminuyó radicalmente el gasto de las administraciones en servicios sociales, lo que dificultará el lento proceso hacia la igualdad y la no discriminación. Así fue como en 2013 desaparecía el 900 Rosa, a pesar de su larga trayectoria y de haberse consolidado como servicio de referencia para la comunidad LGBTIQ. Incluso la Coordinadora Gay Lesbiana, que durante años lideró la lucha por los derechos del colectivo, desapareció aquel mismo año.
A nivel institucional, el 2007 se creó el I Consejo Nacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transgénero e Intersexuales de Catalunya, que se definió a sí mismo como “un espacio de participación ciudadana superior en materia de derechos y deberes de las personas LGTBI y un órgano consultivo de las administraciones catalanas”, similar al consejo homónimo (municipal) que la ciudad de Barcelona había creado años atrás. De hecho, el Consell barcelonés ya llevaba tiempo desarrollando su cometido, de modo que en 2010 pudo aprobarse el Plan Municipal para el Colectivo LGTBI, fruto de un largo proceso participativo con las entidades del sector, y que proponía hasta 228 acciones en pro de la igualdad y la no discriminación.
En 2014 se alcanzará otra de las grandes metas del movimiento LGTB: el Parlament de Catalunya aprobará, finalmente, la Ley contra la LGBTI-fobia, una norma pionera en España al establecer un régimen sancionador para proteger la igualdad y la no discriminación LGBTIQ.
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Durante la última década, también se han dado pasos importantes desde el gobierno catalán no sólo en materia legislativa, sino también en lo simbólico. En 2008, por ejemplo, se concedió la Creu de Sant Jordi – una de las máximas distinciones que otorga la Generalitat – a Jordi Petit, histórico activista que ejerció de secretario general de la International Lesbian and Gay Association (ILGA) y uno de los promotores de la desaparecida Coordinadora Gay Lesbiana. Unos años más tarde Santi Vila se convertirá en el primer Conseller de la Generalitat que reconoce abiertamente su homosexualidad.
Quizá uno de los logros más importantes del colectivo gay durante la última década su integración en el tejido empresarial y su normalización como agente económico. Desde las empresas LGTBI y de la mano de ACEGAL, hace años que se trabaja para hacer de Barcelona y de Catalunya destinos turísticos LGTBI, una labor que empieza a dar sus frutos y cuya repercusión económica va en auge.
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2008 fue, sin dudad, el año clave para lograr dichos objetivos. Por una parte, Barcelona acogía la celebración de los Eurogames, el equivalente a unas olimpíadas organizado por el colectivo LGTB como reivindicación de la igualdad y la no discriminación en el mundo del deporte.
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Por otro lado, ACEGAL creaba y organizaba, también en 2008, el primer Orgullo de Barcelona, que un año después pasaría a ser Pride Barcelona, un evento imprescindible para erigirse en destino turístico LGTBI que ha ido creciendo durante los últimos año y que próximamente celebrará su catorceava edición y que en 2019 atrajo a más de 400.000 personas, durante 14 días de eventos.
Además, en 2008 echa a andar el Circuit Festival en Barcelona, uno de los mayores festivales musicales del mundo dedicado al ocio para el público LGBTIQ, en 2008 naceria el Girle Circuit, evento paralelo dedicado especialmente al público femenino.
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En el año 2019, Barcelona inauguró el primer Centro LGTBI del estado, un centro autogestionado por las entidades LGBTIQ que ofrece un amplio catálogo de servicios de información, orientación y atención directa a las personas LGTBI, además de desarrollar un propgrama cultural, de acción comunitaria y sensibilización abierto a toda la sociedad.
Nota del editor:
​El término gay, LGBT, LGTBI o LGBTIQ+ se usan de forma indistinta.